Son las 8:30 de la mañana y en la pequeña estación de
Zermatt encuentro parado el inconfundible
rojizo de uno de los trenes turísticos, míticos, más famosos del mundo. Monika
Heussi, la maquinista del Glacier Express, acaba de dar unas indicaciones al
jefe de estación. El viaje se inicia a las 8:52, puntual, estamos en
Suiza, y todo ya está preparado para iniciar una de las rutas de tren más
espectaculares del mundo. Viajo en
primera clase y tengo como “compañeros” de viaje a Hans Müller, un fotógrafo
alemán que viaja sólo como yo, , un
joven matrimonio japonés en viaje de luna
de miel, una pareja con un niño de 9 años de Luzerna que acaban de pasar un fin
de semana en Zermatt y 2 parejas de jubilados franceses. No nos conocemos de
nada, pero juntos haremos el trayecto que no necesariamente tiene que ser
completo y que permite pararse en
cualquiera de las 11 estaciones que
llevan a St. Moritz. Todos tenemos una sonrisa en los labios,
conscientes que estamos a punto de realizar un viaje único y exclusivo a
bordo del Glacier Express y que se hace realidad cuando el Jefe de estación
silva y anuncia la salida inmediata del tren.
El Glacier Express es un tren comodísimo, tanto en primera
como en segunda clase, con espacio para estirar las piernas y totalmente
panorámico, con mucho cristal, para no perderse
ni un momento el espectacular paisaje de los Alpes suizos. El servicio a
bordo es impecable . Tanto Lucy, una simpática camarera de origen cubano, como
Margaret, la jefa del servicio al
pasajero de este tren , propiedad de la compañía privada Matterhorn
Gotthard Bahn, se van presentando a cada uno de los pasajeros con mucha cordialidad y hablando en diferentes
idiomas. Margaret me comenta que de momento el japonés no lo acaba de dominar
pero que lo está estudiando dado la gran cantidad de viajeros nipones que cada
año hacen la ruta con el Glacier Express. Tengo reservada la comida en el tren y me indican que no
utilizan cáterings externos . “Aquí
nuestro chef hace la comida a diario dentro del vagón restaurante”, me
comentan. Me intereso por el tema y conozco a Mathias, el chef. Está preparando
una deliciosa crema de espárragos frescos y acabando de cocinar la salsa de los
filetes “strogonov” que más tarde
servirán. “En nuestro tren lo cocinamos todo a bordo y con productos frescos.
El cliente lo agradece y siempre queda satisfecho”, me dice. El menú tiene un
coste de 40€, bebidas a parte, consta de tres platos servidos en la butaca del pasajero y si lo acompañamos con un Riesling, la
factura puede subir hasta los 50€, como fue en mi caso.
El Glacier Express
entró en funcionamiento durante el verano de 1930, transporta cada año cerca de
200.000 pasajeros y pasa por 291 puentes, atravesando 91 túneles. Una
espectacular obra de ingeniería y que hace posible observar los glaciares de Valais, el viaducto
de Landwasser, quedarte enmudecido
observando las cataratas del Rhin, los lagos de montaña colgados a dos mil metros por encima del puerto de
Oberalp y sobretodo mirando los diferentes cuatro mil que hacen que uno se quede sin respiración. Los picos
más altos de los Alpes suizos a nuestro alcance. ¡Espectacular!
Bajamos de los 1600
metros de Zermatt hasta los 600 de Brig, para volver a escalar hasta los 1500
de Andermatt. Y es aquí donde con la ayuda de una máquina de tren cremallera
subimos hasta lo alto del puerto de
Oberalp, a más de 2000 metros, y que representa uno de los momentos más mágicos
del Glacier. La subida, empinada y realizada a muy poca velocidad, permite ver
con detenimiento un paisaje único y exclusivo y es el momento en que el
personal del Glacier Express sirve la deliciosa comida en la misma butaca… ¿Qué
más se puede pedir? Es tal la pendiente
que tengo que ir con cuidado para evitar que mi fresca y cara botella de
Riesling no se me caiga encima, al tiempo que se observa un espectáculo
majestuoso, que durante el mes de marzo aún tenía extraordinarios grosores de nieve de más de
tres metros.
Y una vez en la cima
, volver a bajar por los valles con constantes cambios de tiempo, hasta llegar
a Dissentis, donde la máquina cremallera se desconecta y se deja para el
próximo tren en sentido contrario. Ya falta menos para llegar al destino pero
antes nos queda una obra maestra como es
el Viaducto de Landwasser, no apto cruzarlo si se sufre de vértigo, y
desde donde observamos, una vez más, un
paisaje increíble , uno de los mejores bálsamos contra el estrés. ¡Lo juro!
Después de 8 horas llegamos a la lujosa St. Moritz. Soy
feliz de poder vivir esta maravillosa
experiencia a bordo del tren rápido más
lento del mundo, tal y como reza su eslogan .religiosamente puntual, silencioso
y exclusivo. Me despido de mis compañeros de viaje, ocho horas dan para
mucho, y tengo que decir que todos nos
hemos emocionado con el trayecto. Comiendo o bebiendo, cámara en mano, somos
conscientes que hemos completado uno de
los sueños de nuestra vida :
observar con otra mirada y cómodamente
la majestuosidad de los Alpes suizos.
Como escribió Roy
Goodman “ Remember that happiness is a way of Travel, not a destination” (Recuerda que la felicidad es una manera de
viajar, no un destino). Y yo, repito, soy feliz .
Guía de bolsillo
Cómo llegar
La mejor manera de
llegar a Suiza es por vía aérea. La compañía Swiss (www.swiss.com ), con un excelente servicio a
bordo, vuela desde Barcelona y Madrid a Zurich y Ginebra entre otros destinos.
Iberia (www.iberia.com ) y Easy Jet (www.easyjet.com ) disponen también de
diferentes frecuencias a diferentes
destinos suizos.
Moverse por Suiza
Lo mejor para
desplazarse por Suiza continúan siendo sus trenes, puntuales , cómodos , con
muchas frecuencias y com múltiples opciones para llegar a destino. Se puede
comprar un pase para utilizarlo
diferentes días y válido para toda la red ferroviaria. www.swisstravelsystem.com
Sobre el Glacier
Express
Para saber más sobre
el Glacier Express y reservar www.glacierexpress.ch
Información turística
:
Para informaciones
útiles sobre Suiza, organizar el viaje,
agenda y alojamientos , la página oficial suiza también está disponible en
castellano www.myswitzerland.com
