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El auténtico lujo : el paraíso |
Comentaba por twitter con determinados amantes de la gastronomía que muchas veces el buen producto, ese producto "top" ,emociona más que la creatividad. Y ésta fue la emoción que sentí durante la comida que hice a mediados de julio en el Restaurant Garbet, una playa virgen entre Colera y Llançà, tocando al Cabo de Creus, a escasos kilómetros de la frontera francesa.
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Platja Garbet: Continua virgen |
Un lujo de producto en el quizás más lujoso "chiringuito" de la Costa Brava, pero donde no falta de nada para ser considerado un restaurante de alto nivel, con sus manteles perfectamente planchados, copas y cubiertos de alta gama y un personal de sala vestidos de negro hasta los pies, con un trato y profesionalidad que ya querrían para ellos muchos restaurantes de nivel. Y al frente del negocio 2 mujeres, madre e hija, Antonia y Águeda Pascual.
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La fiesta cuándo llegan las langostas del Cap de Creus |
La cala, Playa Garbet, no ha cambiado nada de cuando lo inauguraron los abuelos de Águeda en 1948. La cala continúa igual, virgen, sin ninguna edificación, en un paraje como es la Costa Brava norte, seca y ,maravillosa. En el Restaurant Garbet siempre han apostado por el producto de la más alta calidad y un servicio acorde a éste. . Compran pescado y marisco de las lonjas vecinas de Port de la Selva, Roses y Llançà y son los numerosos VIP a bordo de grandes yates algunos de los clientes de Garbet. Otros , muchos, vecinos franceses y el resto veraneantes que en busca del buen producto y sabedores de lo que cuesta, se acercan hasta Cala Garbet ya sea al mediodía o por la noche. Disponen de un horario abierto desde las 10 de la mañana y cuentan con más de 40 personas trabajando, ya sea en la cocina, incluyendo a 5 pasteleros, en sala y hasta barqueros que o bien llevan el pedido al yate o bien aproximan a los navegantes hasta el restaurante. Un lujo señores, todo un lujo.
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Perfecto Tataki de Atún rojo |
El precio medio de loa carta dependerá siempre de la elección, pero suele rondar los 70-80€ por cabeza. Entrantes de categoría bien realizados como las tostaditas de foie con ibérico, el maravilloso Tataki de Atún rojo o un sorprendente carpaccio de lubina salvaje con rúcula. Probé , como no podría ser de otra manera una de las joyas gastronómicas de la Costa Brava, la Langosta del Cap de Creus, cocinada al punto, a la plancha con un poco de ajillo y guindilla y finamente flambeada que deja una salsa obligada de mojar con pan. Una auténtica brutalidad!
Quería tastar su paella y me decanté por la extraordinaria paella ciega , sin obstáculos, todo pelado, maravillosa. Finalmente opté por un mero ( salvaje) al horno realizado al punto exacto de cocción y todo con unas vistas excepcionales, en un paisaje único que hace que estés tocando el paraíso. Qué placer, Diós, qué placer!
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Paella ciega |
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El Mero salvaje al horno |
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La estrella : La langosta del Cap de Creus |
Obligado dejar sitio para los postres. Yo después de este ágape iba al límite pero no pude reprimirme de pedir el finísimo hojaldre relleno de crema de vainilla y con montañas y montañas de frutos del bosque, que me hicieron ahora sí, cerciorarme que estaba en un mundo sobrenatural. Que eso es el lujo, con un servicio impecable por parte de Águeda Pascual y de todo el personal.
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Los postres : Un must! |
Cierran en septiembre y no vuelven abrir hasta el mes de mayo, así que aún estáis a tiempo de descubrirlo..
Ahí en el Restaurant Garbet fui feliz. Qué pasada, Diós!