martes, 19 de julio de 2016

EL FARO QUE NO ILUMINA

Si alguna vez han leído mi blog, habrán comprobado que no soy muy dado a las críticas negativas. Aportan muy poco y a pesar que son de las que gozan de más visitas, seguramente por el morbo que da leer cosas negativas, prefiero concentrar mis esfuerzos en hablar de aquellos restaurantes  que me impresionan, que disfruto y dónde me dejo llevar  por mis instintos más primitivos. ¿Qué quieren que les  diga? Soy un sentimental y prefiero hacer hincapié en los buenos y no hablar de los malos. De hecho ahí está su crítica negativa : en la indiferencia.
Pero en mi último viaje a tierras gaditanas y después de pisar el restaurante El Faro de Cádiz por cuarta vez en mi vida me he decidido a hablar de este clásico de la gastronomía gaditana. Otra , la última, aviso, decepción. Una gran decepción.
Del personal creo haber hablado en otro post. Son antipáticos, estirados, sin empatía. Incluso pueden llegar a rozar la mala educación siendo desagradables con el cliente. A veces con sonrisa. Otras sin ella. Mal.
No recomiendan nada de su carta "lo que quieran , señores". "¿Algún pescado salvaje?". A tal pregunta extraña del cliente, el camarero se va hasta el maître y le indica " Dorada, Lubina o lenguado". De hecho, los 3 pescados que tenían expuestos en el pequeño mostrador del restaurante.  "¿Qué le parece hacer unos entrantes para compartir?" "Lo que quieran" es su  vaga respuesta. A desgana, sin complicidad. Estuve a punto de preguntar si se sentía a gusto trabajando, si su sueldo o alguna enfermad de un familiar hiciera que sus respuestas desgranaran antipatía. Pero no, preferí concentrarme en la comida y disfrutar de la velada con mis compañeros de mesa. Qué decepción, Diós! Y ya van cuatro.

¿Buen servicio en sala? Si por buen servicio entendemos que no nos tiraron ningún plato por la cabeza, no nos insultaron y sabían servir  por la derecha, vale! Pero las caras de desgana, la ausencia de una sonrisa , el no  interesarse por nuestra opinión sobre los platos presentados y la no complicidad con el cliente hizo  que , una vez más, mi opinión  sobre el servicio fuera amargo. Amargo e incómodo.
Mayte Córdoba , la hija de los fundadores del restaurante  que hace 2 años cumplió los 50 años de vida , se acercó a la mesa para coger el pedido de los postres. Sin un "¿cómo ha ido?" y al observar mi acento catalán me comentó que celebraron  el aniversario del restaurante también en Barcelona en "una fiesta muy bonita". Ellos, ellos y ellos. Ausencia de empatía, de complicidad, con demasiado orgullo y dando por sentado que representan el mejor restaurante de Cádiz. Soberbia. Al faltar 2 comensales en la mesa y al estar aún leyendo la carta de postres le pedí que volviera más tarde. Pero no hizo caso. Seguramente el pastelero tenía prisa para irse a su casa y quería pasar el pedido de postres  al precio que fuera.

¿Y la comida? Menos las tortillas de camarones, excelentes,  pero sin llegar a las de Casa Balbino de Sanlúcar de Barrameda, fue regular. Mediocre. Frituras correctas ( sí, frituras), pescados cocinados con técnicas ordinarias y arroces malos, con exceso de tomate, demasiado pimiento, pasado y con un arroz de mala calidad. ¿Y los  postres? Para ser olvidados rápidamente.

No, no y  no! No volveré al Faro de Cádiz. Sospecharé de todos aquellos que me vuelvan a repetir que El Faro es uno de los mejores restaurantes de Cádiz. No! Los mejores són Aponiente, El Campero, Casa Balbino, El Chato, Navarro o incluso El Brillante o Casa Manteca y tantos otros  que por no aburrir, no los cito.
Adiós El Faro. Adiós para siempre!

2 comentarios:

  1. Vaya... Se ha quedado a gusto

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    1. Pues si! A pesar de tener alguna mala experiencia, volví ma repetir. Hay excelentes restaurantes y barras en Cádiz para volver ahí. ES mi opinión
      Gracias por el comentario

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