Quizás porque el crítico , cronista o divulgador gastronómico está en la picota, creo que es un buen
momento para aclarar qué se cuece en el
mundo del periodismo gastronómico. Ahí van las 10 cosas que tienes que saber de
ellos.
1.Si no pagas estás
comprado!
No necesariamente. El periodista gastronómico tiene que
tener antes que nada criterio. Tiene que saber de qué habla, tiene que haber
comido en muchos restaurantes (más de 1000 decía García Santos) y ser fiel a
sus valoraciones. Si tienes criterio estás haciendo bien el trabajo.
2.Publicidad y
artículo periodístico. No es lo mismo!
Hay mucha proliferación de instagramers, bloggers e
influencers que lo único que buscan es comer gratis. Cierto! Pero a veces quién los
invita es el mismo restaurante. Buscan publicidad a un coste bajo. Invitar a
probar “cachopos”, tapas con jarabe balsámico y platos sin ninguna bondad son
las ofertas que muchos de estos restaurantes dan a los hambrientos pseudo-influencers.
Eso no es periodismo , es publicidad.
3.Publireportajes de
restaurantes
No hay nada malo en que un restaurante compre publicidad a
un medio. Faltaría más!. Pero estos (los medios) tendrían que especificar que
se trata de publicidad o publirreportaje, más que nada para no confundir al lector. Publicidad no es igual a contenido
periodístico
4.Un periodista
gastronómico va a un restaurante a trabajar
Ni grupo de amigos, ni familia, ni nada de nada! Si estás
trabajando mejor solo, concentrado en el
tema, en los platos, en el servicio, tomando notas. No es glamouroso almorzar o
cenar solo en una mesa, mientras en las mesas vecinas, ríen, discuten o hablan.
El periodista gastronómico está ahí, más solo que la una, haciendo su trabajo.
Trabajar! No hay más!
5.El periodista o medio tiene que pagar la
cuenta cuando está trabajando? Depende
Depende sobretodo del
músculo financiero de la empresa o periodista. No es cuestión de respeto pagar
o no pagar. Tu ahí vas a trabajar y seguramente el restaurante en cuestión tendrá una columna, 1 página o una doble
página donde se verá reflejado su trabajo y buen hacer o mal hacer. Es la
“publicidad gratuita” para aquel establecimiento que hace bien su trabajo. Y si
no acepta, ningún problema, sólo faltaría!
6.Críticas negativas.
Si o no?
Depende del criterio del medio. Las críticas negativas y
despiadadas aportan más bien poco al periodismo. Sólo los morbosos son
consumidores de críticas negativas. Seguramente una crítica negativa vende más,
tiene más “likes”, más visitas en la web o incluso más compras en kioskos ,
como del mismo modo le pasa a una foto de un accidente de circulación con el
conductor ensangrentado , la cogida a un torero o unos niños heridos después de
un bombardeo en Siria. La peor crítica es la no crítica. No aparecer en el
medio! No todo debe ser un 10 y los ‘peros’ ayudan aencauzar un camino hacia la
excelencia.
7.Prima la selección por parte del
periodista que la invitación por parte del restaurante.
Así es! Cuando un periodista recibe una invitación para
conocer un local que no conoce tiene que ser sigiloso. Si se acepta es elegante que quede claro que si no llega a
las expectativas marcadas, el reportaje no saldrá. “A mi no me compra nadie!” Eso es criterio. Eso
es elegancia. Eso es ser consecuente con tu idea de periodismo. Y si el
restaurador no acepta esta premisa, no se debe aceptar la invitación. Lo que
quiere es publicidad y la publicidad, se paga!
8.Por qué se critica
tanto al periodista que “come gratis”? Por envidia y desconocimiento
Vuelvo a repetir. El periodista va a trabajar y no a pasar
una velada memorable hablando de futbol, política o coches. Y muchas veces, la
mayoría, va solo o como máximo con un fotógrafo. Los periodistas de viaje son
invitados por el destino, los periodistas culturales por las productoras , los
periodistas del motor por las marcas… Y esto si el periodista es un buen
profesional no tiene por qué influenciar
ni positiva ni negativamente en el contenido de su artículo. La envidia
hace mucho daño, aunque creo que es una envidia hecha desde la ignorancia ,
porque no hay nada menos glamouroso , repito, que estar solo en una mesa
comiendo. Se trabaja, señores! Aunque parezca que no!
9.No todo el mundo
tiene el mismo paladar. Apalear al crítico!
Los palmeros son malos consejeros y cabe decir que una mala
noche la puede tener todo el mundo. Tanto el cliente, el periodista , el chef o
el jefe de sala. Una sola visita no puede acarrear una crítica destructivamente
negativa, pero si después de varias visitas un restaurante de referencia tiene
graves carencias es bueno señalarlas, a pesar que uno tiene que ser consciente que ese restaurante emblemático
tendrá su legión de palmeros que te apalearán si te ven o te insultarán en el
apartado de comentarios.
10.El periodista gastronómico ha pagado
muchas cuentas y ha invertido mucho en su profesión.
No debe olvidarse que un periodista gastronómico con
criterio no sale de la nada. Antes, mucho antes, a veces desde pequeño, ha ido
a comer en restaurantes, sus padres le han enseñado a apreciar la buena cocina,
ha ahorrado en tiempos de estudiante lo inimaginable para ir a cenar con su
novia y continua comiendo, de forma anónima, en muchos restaurantes, pagando
religiosamente la cuenta. Como tiene que ser!. Y es a partir de ese intangible
que el periodista escoge un restaurante para hablar de él, porque se lo merece,
porque se come muy bien y quiere hacerlo extensible a toda su audiencia.
Hay de todo en
este mundo! Buenos periodistas y malos periodistas, caraduras y gente con
criterio, medios con prestigio y sitios
donde se escribe horrorosamente. Es la vida misma y el consumidor, como en
todo, tiene que valorar qué escoge para leer y qué periodista puede tener
cierta credibilidad. Y los restaurantes a hacer bien su trabajo si quieren tener cierta proyección. La foto de
Instagramer con 50.000 likes no vale nada si al día siguiente va un cliente y
come fatal. Eso es un bluf.
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